lunes, 23 de junio de 2014

ESCUCHA MÁS A TU CORAZÓN

Solo aquel que puede mirarse el corazón, tiene una visión clara de la vida porque el que mira hacia afuera sueña y el que mira hacia dentro despierta.
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No solo tenemos neuronas en el cerebro; también las tenemos en el corazón y en el estomago:
Se ha descubierto que el corazón contiene un sistema nervioso independiente y bien desarrollado con más de 40.000 neuronas y una compleja  red de neurotransmisores, proteínas y células de apoyo.

Es inteligente, el corazón puede tomar decisiones    
independientemente del cerebro,  existen conexiones que salen del corazón y van hacia el cerebro por impulsos nerviosos, envia información al cerebro y puede influir en el cerebro según las circunstancias.  todos sabemos  que a veces escuchamos dos vocecitas; una viene del cerebro y otra del corazón  (que a veces, no se ponen de acuerdo) siempre hemos escuchado más  a la voz del cerebro aunque seguro que hubieramos querido hacer lo que nos dictaba el corazón que está libre de razonamientos, necesitamos salir de nuestra zona de confort y  arriesgarnos a hacer lo que realmente queremos y no nos atrevemos, por miedo, elegimos la razón que es la opción más segura.  
 Es el corazón el que produce la hormona ANF, la que asegura el equilibrio general del cuerpo. Uno de sus efectos es inhibir la producción de la hormona del estrés y producir y liberar oxitocina, la que se conoce como hormona del amor, a través del ritmo cardiaco y sus variaciones el corazón envía mensajes al cerebro y al resto del cuerpo.
 Todos sabemos que somos energía, pues bién  el campo electromagnético del corazón es el más potente de todos los órganos del cuerpo, 5.000 veces más intenso que el del cerebro. Y se ha observado que cambia en función del estado emocional.
El circuito del cerebro del corazón es el primero en tratar la información que después pasa por el cerebro de la cabeza.
 El corazón arrastra a la cabeza. La conclusión es que el amor del corazón no es una emoción, es un estado de conciencia inteligente.
. Debemos aprender a confiar en la intuición y reconocer que el verdadero origen de nuestras reacciones emocionales no está en lo que ocurre en el exterior, sino en nuestro interior.
Y pregunte a su corazón cuando no sepa qué hacer, porque el corazón nunca se equivoca, y si se equivoca seguramente que habrá valido la pena.
 William Shakespeare lo expreso así: “Ve a tu pecho, llama y pregúntale a tu corazón que sabe".

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